Introducción
Los problemas de comportamiento hoy en día son uno de los principales conflictos que enfrentan los tutores. La salud y nutrición de nuestras mascotas están cada día más resueltas y hay más alternativas para ayudar a nuestros perros, pero los problemas de comportamiento van en aumento, ya sea por los cambios ambientales que han sufrido los perros en el último siglo, del campo a los departamentos y una vida cada vez más rápida y con menos tiempo. Así como los problemas asociados a las dificultades en una correcta socialización debido a los protocolos de vacunación o el desconocimiento de la población respecto al mundo del perro.
La reactividad es un problema sumamente frecuente que presenta varias dificultades tanto en su diagnóstico y tratamiento como en la comprensión de la población en general, la reactividad trae problemas de bienestar tanto en el perro como en su tutor, debido a lo complejo, frustrante y a veces desesperante que es sacar a pasear un perro reactivo.
Pasear con un perro reactivo se traduce en que en el paseo ambos estarán híper alerta buscando el estímulo gatillo, el perro lo estará buscando para reaccionar y el tutor para preparase para la batalla o salir huyendo si aún tiene tiempo. En esta situación, el paseo para ambos no está cumpliendo los objetivos de bienestar y vínculo que buscamos. Muchas veces nos comentan que han resuelto el problema al pasear al perro a las 3 am, cuando no hay perros, o que han encontrado rutas donde no se encuentran con estímulos que gatillen la reactividad, pero esto realmente no es solucionar el problema sino simplemente huir de él.
¿Qué es la reactividad?
Existen múltiples formas de definir y clasificar la reactividad, y justamente ese es una de las problemáticas actuales en los estudios científicos, ya que cada autor califica y define la reactividad de diferentes maneras. Una de las definiciones que a nosotros nos encanta es extremadamente simple, “la reactividad se define como una respuesta anormal frente a un estímulo que es normal”. Una explicación más simple sería describirla como una reacción desproporcionada frente a un estímulo que no lo merece. Esta reacción desproporcionada puede ser en magnitud mientras está presente el estímulo o en tiempo una vez que el estímulo desaparece (el tiempo que tu perro demora en volver a la normalidad).
Por ejemplo, es normal asustarse si una persona aparece de improviso, pero es una respuesta exagerada salir corriendo, gritarle, golpearlo. También sería desproporcionado demorarnos 15 o 20 minutos en superar el susto y recuperar la calma después de que apareció la persona. En general los perros reactivos son perros que no manejan bien sus emociones, que reaccionan impulsiva y exageradamente frente a uno o varios estímulos.
Clasificación de la reactividad
En todo problema de comportamiento el diagnóstico y la clasificación son críticos para un buen resultado del tratamiento, ya que en base a estos es que se define el tratamiento y el plan de trabajo adecuado para cada paciente. En cuanto a la reactividad, nosotros utilizamos tres aspectos para clasificarla:
- El estímulo gatillo
- El motivador
- La intensidad de la reactividad.
El estímulo gatillo, se refiere al estímulo preciso que desencadena la respuesta. Todos los perros, tienen sumamente identificado cuál es el objeto o estímulo que les gatilla la reactividad, incluso diferenciando entre estímulos muy similares, como un skate o un scooter, o una moto y una bici.
El segundo aspecto es el El motivador, se refiere a qué emoción es la que está generando la reactividad, es importante ya que con un perro reactivo por sobre excitación estaremos tranquilos con que no va a agredir al otro perro, mientras que un perro con miedo, puede llegar a morder a otro perro dentro de su reactividad.
El tercer aspecto para una correcta clasificación es la intensidad de la reactividad, se refiere a cuan exagerada es la respuesta conductual, nosotros ocupamos tres evaluadores de la intensidad, puede ser el tipo de respuesta, (gemidos, ladridos, saltos, tirar de la correa) distancia frente a la cual reacciona (5 metros, 10 metros o 50 metros) y cuánto tiempo demora en volver al equilibrio o a la calma luego que desaparece el estímulo gatillo (inmediatamente, 2 minutos o 10 minutos).
Es super importante tener claros estos tres factores, ya que durante el tratamiento plantearemos diferentes tratamientos si se trata de sobreexcitación o frustración, los criterios de avance serán diferentes si la intensidad es alta e iremos disminuyendo las distancias y aumentando las intensidades de los estímulos para trabajar cada vez escenarios más complejos en tu perro.
Ahora, vamos a ver en profundidad los diferentes tipos de clasificación de la reactividad:
Motivador: debemos buscar y entender la emoción que genera la respuesta exagerada, las emociones son motores de conductas, si algo te gusta, tu cuerpo se prepara para recibirlo, si algo te desagrada tu cuerpo se prepara para rechazarlo o alejarte. El motivador es clave para poder plantear un tratamiento adecuado y sobre todo poder medir los riesgos asociados ya que una reactividad por sobre excitación los riesgos son mucho más bajos que en una por miedo y también es importante para saber cuáles van a ser los ejercicios que más favorecen la resolución de esa motivación.
- Miedo: se identifica cuando el perro muestra un lenguaje corporal tratando de disminuir su tamaño, achicarse previamente al estímulo, trata de desviar la mirada, evitar el contacto pero en caso de ser necesario, no tiene dificultad a pasar a una conducta más ofensiva, tratando de alejar el estímulo gatillo. Incluso hay perros que ya han aprendido que esta es la mejor estrategia para evitar el peligro, por lo que muestran esta conducta de manera anticipada (agresividad defensiva componente aprendido de ofensiva). También es característico de este motivador que cuando el estímulo gatillo es más neutral, es capaz de controlarse y alejarse del estímulo. En estos casos la historia de cada perro obtenida en el diagnóstico y la evolución de la reactividad son clave en su identificación.
- Frustración y sobreexcitación: generalmente son dos componentes que suelen estar muy de la mano, suelen ir juntos, pero pueden darse casos que sean un motivador exclusivo. Son perros que normalmente son muy reactivos con correa, evidenciando la frustración de querer algo y no poder alcanzarlo, (sin ella suelen no mostrar reactividad) y que una vez que alcanzan su objetivo (saludar el perro, llegar a la bicicleta) se calman y pueden seguir su vida normal, esto nos muestra que el problema es la sobre activación y sobre estimulación que les provoca el estímulo en sí . Son perros que normalmente han tenido una socialización insuficiente (pocos perros) y muy activa (solo saben jugar, correr y saltar)
- Agresividad: son perros que en su lenguaje corporal, muestran un componente ofensivo claro (tensión muscular, expresión facial) y que presentan esta reactividad con correa o sin ella, normalmente resultando la reactividad sin correa en agresiones hacia ese estímulo, son perros sumamente complejos de trabajar, ya que tienen consecuencias graves (la reactividad por miedo, también puede terminar en una mordida, pero es más fácil manejar el ambiente y durante el tratamiento jamás expondremos al perro al límite que se tenga que defender con una agresión). En este caso las expectativas suelen manejarse, ya que no siempre se puede lograr que vuelvan a interactuar de forma directa, se busca como objetivo principal, que no presente la reactividad a distancias razonables.
Intensidad: La intensidad de una reactividad es relevante, por que nos va a ayudar a establecer los criterios iniciales del tratamiento, definiendo la distancia a la cual comenzaremos el trabajo, pero además, dependiendo de el tipo de respuesta, si son intensidades medias o altas, vamos a tener que realizar un mayor trabajo en casa, antes de salir, para enseñar a ese paciente la gestión de la emoción, la tolerancia a la frustración y darle más herramientas de gestión del ambiente que un perro con intensidad baja/media.
- Baja: son perros que reaccionan muy cerca del estímulo (3-5 metros) en los cuales la respuesta es foco muy intenso a esa distancia hasta ladridos y lanzarse sobre el estímulo gatillo, pero generalmente se recuperan rápidamente del evento de reactividad retomando su paseo normal dentro de los primeros 5 a 10 min.
- Media: son perros que se enfocan a grandes distancias pero logran controlarse, reaccionando cuando el estímulo gatillo está medianamente cerca. En casos de estímulos muy intensos puede ser que gatillen la reactividad antes. La respuesta normalmente es más intensa, ladrando más descontrolados, lanzándose desde más lejos, y es muy difícil lograr conectar con estos perros. Demoran más tiempo en volver a la normalidad, y quedan un poco más alterados durante este periodo, en un estado hipervigilante buscando nuevos estímulos gatillos.
- Alta: son perros que continuamente están buscando estímulos gatillo, en ocasiones reacciona a estímulos similares (ruidos o movimientos parecidos) y que responde a distancias mayores a 15 metros. Su respuesta puede incluir gemidos, saltos en el lugar, giros continuos.
Gatillo: En la reactividad podemos encontrar de los más variados tipos de estímulos gatillos, desde niños o determinados tipos de personas (personas con gorros, con lentes, carabineros, personas en situación de calle, o personas de diferente género o edad) a objetos (bicicletas, skate, motos, autos incluso bolsas de basura o estatuas) objetos en movimientos son un clásico y también otros animales como gatos, palomas y obviamente otros perros.
Una de las características distintivas de la reactividad es que al aparecer el estímulo, la conducta del animal deja de estar guiada por la cognición y pasa a estar controlada por la emoción. El perro deja de pensar, deja de tener control sobre sí mismo y solo actúa guiado por la emoción, sin tomar en cuenta las consecuencias que estas acciones puedan tener. El cerebro percibe el estímulo como una situación extrema y simplemente actúa según la emoción que sea que lo está gobernando. El ejemplo más claro de la pérdida del control cognitivo de la conducta y la respuesta emocional, es la que vivimos todos durante un terremoto (o una situación extrema, fuera de nuestro control) en la que si nos preguntaban el cumpleaños de nuestra madre, no éramos capaces de recordarlo ni de dar una respuesta lógica, la conducta en esta situación está bajo el control de la emoción y toda nuestra energía está usándose en sobrevivir, obviamente, no saludar a tu madre en el dia de su cumpleaños, (normalmente) no es un peligro mortal, por lo que esa información no es relevante en ese momento. Otro ejemplo sería si voy caminando y de repente me encuentro con un panal de abejas, supongamos que nuestro cerebro entra inmediatamente en pánico y decide golpear el panal de abejas en una respuesta de sobrevivencia (Freeze, Fligth or Fight), sin pensar en las consecuencias. O que en vez de golpear el panal salgo corriendo despavorido sin mirar a ningún lado y me atropellen al cruzar la calle. En estos ejemplos es claro que si hubiera pensado y analizado la situación antes de simplemente reaccionar guiado por el miedo, podría haber solucionado mucho mejor el problema. Eso es lo que pasa con la reactividad, la conducta es inmediata y emocional, no hay un procesamiento cognitivo. La respuesta en la reactividad es desadaptativa, no tiene una clara función de sobrevivencia.