Plan Katrina
Destructividad de objetos
No hay cachorro que no venga con destrucciones. Hablar de un cachorro es sinónimo de efectos secundarios relacionados con su mordida y exceso de energía. Algunos perros más y otros menos, pero todos vienen con una cuota de cosas destruidas y dolores de cabeza. Cables, sillones, sillas, ropa, confort, cojines, control remoto, su correa, su cama, plantas, hoyos en el patio, regadores, riego automático, manguera o lo que sea que nos imaginemos puede ser víctima de un cachorro.
Hay que estar conscientes y tener claro que es una conducta normal.
Los cachorros son exploradores y curiosos, y en parte de cómo exploran el mundo es mediante la mordida.
Así, antes de decidir tener uno, debemos tener claro que habrá accidentes y dolores de cabeza, por lo que sería injusto enojarnos y hacerle la vida imposible a nuestro cachorro ya que él sólo está haciendo lo que le indica su naturaleza. No hay maldad en su actuar ni es algo extraño, solo tiene un exceso de energía o está aburrido. De todas formas, dado que estará con nosotros por 10-15 años, es nuestra responsabilidad ir enseñando de a poco qué puede morder y qué no, qué cosas puede destruir y ser una bestia y qué cosas no.
Para lograr esto, hay distintas estrategias que podemos ocupar para disminuir la probabilidad de tener accidentes y de asegurar que nuestro cachorro destine toda su energía y sus necesidades hacia cosas que no nos generen un conflicto.