Autoridad V/S Autocontrol
Por qué importa no usarla

Paula Melivilu

  • 5 minutos de lectura

¿Recuerdas esos días de la infancia cuando sabías que estabas en problemas cuando te llamaban con un tono firme por tus dos nombres, o tu mamá, con las manos en las caderas, te clavaba esa mirada de ojos grandes? A veces incluso aparecía don cinturón y la famosa chancla como una advertencia, ¿verdad? Y mágicamente volvíamos a ser los buenos hijos que nuestros padres esperaban.

Hoy queremos adentrarnos en el tema del uso de la autoridad y enseñar autocontrol. Este es uno de los pilares de nuestra metodología y modelo educativo, y queremos mostrarte cómo afecta en el bienestar físico, cognitivo y emocional de nuestros perros, y en su relación con nosotros.

Habiendo sido educados bajo este sistema, por mucho tiempo nos hizo sentido una educación similar con nuestros perros. Frases como «Hay que mostrarle quien manda», «Que no te domine», entre otras, dieron paso a conductas como hablarles fuerte, usar el rollo de diario, revolcarles la cara en su pipi, o usar aversivos como collares de ahorque, púas, etc. Pero la ciencia nos ha demostrado las consecuencias negativas que nos ha dejado el uso de la autoridad en nuestros perros, y nos muestra alternativas más respetuosas y beneficiosas para ellos y el vínculo humano-animal. Hazte la pregunta ¿Cómo te sentías cuando te gritaban o castigaban usando autoridad? ¿Volverías a repetirlo con tus hijos, o con tus perros?

Partamos hablando de la frase «Que no te domine», y es que antes nos enseñaban que teníamos que ser el «Líder de la manada» para nuestros perros, pero la ciencia aún no ha podido demostrar que exista jerarquía interespecífica (entre especies distintas), sino que solo existe de manera intraespecífica (dentro de la misma especie). ¿Qué significa esto?, que tu perro no te quiere dominar a ti, así como un caballo no quiere dominar o imponer jerarquía sobre la oveja que pasta junto a él.

¿Qué significa realmente la autoridad? 

Es ese tono de voz grave y firme, un lenguaje corporal más rígido, a veces imponente, con movimientos bruscos, e incluso expresiones faciales como fruncir el ceño, abrir los ojos… ¡sí, justo como hacía tu mamá! Después de todo, los perros han evolucionado junto a nosotros durante 30.000 años, ¡así que comprenden perfectamente estas señales!

Pero, aquí está la verdad sobre la autoridad: aunque puede lograr que un perro obedezca, lo hace por miedo a las consecuencias, y no le enseña a comportarse bien. ¿Recuerdas cuando dejabas de portarte mal solo porque te llamaban por tus dos nombres y te mostraban la chancla? Lo mismo ocurre con nuestros perros al usar la autoridad.

Además, la autoridad es personal. El «NO» fuerte de un adulto jamás será igual al de un niño de 4 años, ¿verdad? Y depende mucho de quién esté ejerciendo esa autoridad. Si dejamos comida sobre la mesa y estamos presentes, nuestro perro probablemente no se acercará. Pero basta con que nos levantemos para que desaparezca mágicamente (¡en el estómago de nuestro perro!).

Y hablando de la relación con nuestros perros, el uso excesivo de la autoridad puede dañar el vínculo humano-animal. Nuestro perro puede entrar en conflicto, sintiendo amor hacia nosotros pero también temor, lo que genera inestabilidad emocional. Lo mismo ocurre con los regaños injustificados o las bromas malinterpretadas. Tu perro no entiende el concepto de «broma», solo percibe tu enfado a través de tu lenguaje corporal y gestos, lo que solo provoca estrés y confusión.

En Dog Teacher, creemos en un enfoque diferente: entrenar basándonos en la comunicación y el vínculo con nuestros amigos de cuatro patas. Nos esforzamos por entender las necesidades de nuestros perros como especie, cómo se comunican con nosotros y cómo nosotros podemos comunicarnos con ellos. Para nosotros, el entrenamiento significa crear un lenguaje común con nuestros perros, permitiéndonos entendernos mutuamente y expresar nuestras necesidades de manera clara. Y para lograrlo, no es necesario ser el «líder de la manada», sino más bien tener un buen liderazgo.

¿Qué es el liderazgo?

Es el proceso de influir en las actividades de un individuo o grupo, para lograr cierto objetivo en una situación dada,. En lugar de imponer autoridad, buscamos liderar con comprensión y empatía.

Si estás interesado en explorar más sobre este tema, te recomendamos leer sobre las consecuencias de la educación autoritaria en este enlace: «20 problems with punishment in animal training» por Karolina Westlund. https://illis.se/en/punishment-problems/

Entonces, ¿Cuáles son las alternativas que proponemos?

Enseñar autocontrol.

Pero, ¿Qué entendemos por autocontrol?

Es la capacidad de tu perro para enfrentar con éxito lo que sucede en situaciones de interés a través de acciones voluntarias, tanto sobre sí mismo como sobre su entorno. Si deseas profundizar más en este concepto, te invitamos a leer sobre ello en el siguiente enlace: «El autocontrol en el perro» en Un Perro en la Ciudad. https://unperroenlaciudad.es/autocontrol-en-el-perro/#:~:text=Qué%2520es%2520el%2520autocontrol%2520en,de%2520actuar%2520a%2520lo%2520loco.&text=a%2520través%2520de%2520acciones%2520voluntarias,mismo%2520y%2520sobre%2520su%2520entorno)

En Dog Teacher, entendemos el autocontrol como un proceso en el cual no imponemos órdenes a nuestros perros, sino que a través de una serie de ejercicios les enseñamos a esperar nuestra autorización para realizar ciertas acciones. En otras palabras, buscamos que nuestros amigos peludos tomen decisiones conscientes sobre su comportamiento, y los premiamos por ello.

Un ejemplo de este enfoque es nuestro ejercicio de «Quieto en puerta», el cual empleamos durante nuestros paseos. En este ejercicio, invitamos a nuestros perros a sentarse frente a la puerta y a esperar pacientemente nuestra autorización para salir. No les pedimos más que un simple sentado, sin sujetar la correa, sin dar órdenes de quieto, ni decirles que no. A medida que el perro aprende a esperar sentado, la puerta se abre gradualmente. Si se levanta antes de tiempo, la puerta se cierra automáticamente; pero al sentarse de nuevo, la puerta vuelve a abrirse. Este ejercicio puede resultar tedioso al principio y requiere de muchas repeticiones, pero con el tiempo, el perro comprende que, al controlarse, obtiene lo que desea: salir a pasear.

Lo que realmente permite el autocontrol es tener perros que piensan por sí mismos, capaces de tomar decisiones de acuerdo a lo que se espera de ellos. Esto va más allá de simplemente obedecer órdenes; se trata de desarrollar una mayor confianza en sí mismos, una mejor estabilidad emocional y, sobre todo, un vínculo más sólido con sus tutores.


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