Ansiedad por separación
La ansiedad por separación es un trastorno de comportamiento que ha ido aumentando su presentación en la medida que ha ido cambiando el estilo de vida humano, llegando a ser bastante común en estos días.
Su causa se debe a diferentes factores, hay influencia en la genética, en cómo los criamos, el destete precoz o en nuestro ritmo de trabajo (estamos en la oficina de 9:00 a 18:00) que no nos permite dedicarles suficiente tiempo, obligándonos a tener periodos cortos de mucha intensidad y periodos de ausencia muy marcados.
Ansiedad se define como una sensación general y difusa de miedo o la percepción anticipada de un peligro futuro. Así, ansiedad por separación (APS) corresponde a una respuesta de miedo o incertidumbre cuando se es separado de una figura de apego o bien cuando se es dejado solo.
Existen distintas gradientes de APS, algunos animales manifiestan ligera o moderada ansiedad y otros pueden llegar a verdaderos estados de pánico. El apego es un lazo emocional que un individuo siente por otro y entrega una sensación de seguridad, por lo tanto, el individuo querrá estar cerca del otro.
Es una conducta normal en especies sociales que permite la cohesión del grupo. Por otro lado, el hiperapego se considera anormal ya que no permite una funcionalidad adecuada del animal. Pasa cuando en ausencia del ser de apego el individuo no puede volver a su equilibrio emocional.
En algunas situaciones el hiperapego no proviene sólo del lado del perro, sino que a veces se presenta de forma bilateral con el humano. Donde éste último es el que no puede o se angustia cuando está sin su perro.
¿Por qué es importante trabajarla?
La APS es un estado emocional permanente y negativo para el perro mientras el dueño se encuentre ausente estará en un estado hiper-vigilante y nervioso, lo que va generando un estrés crónico que será perjudicial para el estado de salud tanto física como mental. Esta es la principal razón por la cual este trastorno debe ser tratado con urgencia, ya que no se va a solucionar solo.
Por más que el dueño logre contener los problemas que genera la APS, dejándolo en el patio o en una pieza donde no pueda destruir nada, el problema sigue existiendo y el estado emocional negativo del perro persiste y puede incluso empeorar.
Otras razones para tratar este trastorno están que es una causa importante del abandono ya que en muchos casos va paulatinamente empeorando el vínculo con el dueño hasta que no quiere tenerlo más en su casa. Ya sea por problemas con los vecinos por los constantes ladridos, aullidos o los daños físicos que genera en la propiedad del dueño (debido a destructividad o problemas de eliminación).
La APS tiene un buen pronóstico cuando es tratada en los estados iniciales y moderado si ya lleva tiempo con el trastorno. En ambos casos se va a requerir un gran trabajo por parte del dueño para lograr superar las etapas iniciales del problema, siendo fundamental la persistencia en el tratamiento, ya que su abandono temprano va a empeorar la situación anterior.