Trabajo en calle
Esta es la etapa más compleja del protocolo, ya que se integran todos los conceptos enseñados previamente, en el ambiente complejo y diverso que este nuevo espacio, requiere mucha atención a los estímulos de alrededor, un entendimiento profundo del lenguaje corporal y su integración con la escala de la emoción. La elección de las estrategias a usar y los ejercicios es clave en el progreso favorable del tratamiento, pero siempre debemos tener presente que nuestro objetivo es que durante este proceso, presentemos la menor cantidad posible de eventos reactivos y que cuando estos se presenten deberemos manejar de la mejor manera que podamos para reconectar con tu perro, que vuelva a entrar en la fase cognitiva. Para esto, la primera estrategia es aumentar la distancia con el estímulo gatillo. No podemos olvidar que durante un evento reactivo, tu perro no es capaz de pensar (no es que no quiera escucharte, no puede), por lo que de forma clara y gentil, guiamos al perro lejos del estímulo mediante el modelado con correa.
Durante todo el trabajo en calle debemos tener algunos elementos en cuenta para ir definiendo nuestra pauta de trabajo, el principal factor es la distancia, debemos tener claro y definido las distancias de tolerancia y a la que tuvimos en la última sesión, también la intensidad de cada estímulo (a mayor intensidad, mayor distancia), aquí debemos integrar el trabajo piramidal, siempre comenzaremos con una separación mayor a la última sesión, evaluaremos cuál es la mínima que tolera y luego volveremos a una cercana a la inicial. Todos estos factores se integran en los ejercicios y deben estar siempre presentes en el desarrollo de nuestra sesión.
Idealmente, deberíamos realizar el trabajo en un ambiente controlado que se logra definiendo de antemano la intensidad del estímulo y la distancia, cuántas repeticiones haremos, cómo aumentaremos los criterios de distancia e intensidad y cerrar con estímulos bajos a distancias razonables. Esto nunca pasa en la calle, por lo que continuamente iremos evaluando el ambiente y a nuestro perro para tomar las decisiones correctas en la medida de lo posible, en cuanto aparezca un estímulo gatillo, analizamos rápidamente su intensidad y tratamos de anticiparnos preparando (eligiendo) el escenario más favorable para nuestro perro, definiendo estrategias de salida en caso que algo se complique (como que el otro perro sea también reactivo, que un niño se quiera acercar a mi perro u otro escenario parecido) definiremos nuestros criterios de avance, mientras comenzamos a estructurar un ejercicio y tomamos los premios del bolso. Todo esto en unos segundos. No te preocupes si las primeras salidas a la calle son difíciles, es normal que ambos fallen, irán aprendiendo en el proceso, lo que sí será de gran ayuda es que avances lento, no exijas mucho y no trates de enfrentar problemas imposibles para tu perro.
”Siempre en nuestro entrenamiento decimos, menos es más”.
- Trabajo de paseo sin estímulo gatillo
Una vez que ya hemos avanzado con el trabajo en casa, resultando en un perro más estable, con mayor comunicación, capacidad de foco y conexión, podemos empezar a realizar algunos trabajos en calle, sin aún enfrentar o buscar de manera activa estímulos gatillo. Si tu perro todavía no tiene un paseo perfecto es necesario trabajar bastante esta área, hasta lograr que camine conectado, en calma y escuchándote. También empezaremos a habituar a nuestro perro a estímulos presentes en la vida cotidiana que tal vez no son gatillos en sí, pero debido a que el estrés es acumulativo y que estos son perros que no tienen una buena gestión del estrés, la sumatoria de muchos estímulos muchas veces desencadena eventos reactivos a distancias que son incluso mayores que las que tú identificaste como tu distancia límite de trabajo o incluso a elementos similares, pero no el estímulo en sí. Esto sucede ya que hasta ahora nos ha faltado trabajo en la calle, hasta el minuto no habíamos paseado buscando calma, conexión y vínculo. Para revertir esto, es muy útil entrenar ejercicios de autocontrol en ambientes difíciles como áreas donde normalmente tu perro encuentra estímulos gatillos, generar espacios de calma real en el paseo que permiten bajar la emoción y faciliten la exploración, incluso por aburrimiento, aportan enormemente a tu paseo. - Trabajo de paseo con estímulo gatillo
En esta etapa, buscaremos de manera activa estímulos gatillos, definiremos nuestra distancia crítica, elegiremos escenarios o lugares favorables para el éxito e iremos trabajando de manera progresiva con diferentes ejercicios para ir disminuyendo esa distancia y poder ir acercándonos al elemento. En este punto es cuando todo se integra en un solo momento, los conceptos (Escala de la emoción, trabajo piramidal, estrategias de salida, zonas de confort y comunicación corporal) los ejercicios practicados en casa (juego del olfato, modelado con correa, nombre y target) por lo que es muy probable que ambos (tutor y paciente) fallen en la ejecución correcta las primera veces. La recomendación más importante, es ir siempre lo más lento que podamos, elegir escenarios lo más simples posibles, deberemos trabajar siempre en nivel 1 máximo 2 de la emoción, jamás olvidando el trabajo piramidal, y siempre estando muy atentos al entorno y viendo cómo usarlo de la mejor manera posible. - Evitación y tolerancia: En una primera instancia, trabajaremos a grandes distancias, siempre bajo el umbral de reactividad (nivel de la emoción 1-2, si llega a 3 debemos aumentar distancia) y mientras nuestro perro está consciente del estímulo, pero sin que se vea afectada su conducta, realizaremos juegos de olfato para ir contracondicionando estos estímulos, esta será nuestra principal herramienta de trabajo, pero tenemos otros ejercicios de gestión de la emoción como propiocepción, resolución de problemas y algunos ejercicios de control de impulso, como el quieto o el deja que, dependiendo de la intensidad y distancia del estímulo, podemos usar con cautela y teniendo en consideración que implican frustración en un momento complejo para tu perro. Si te gustaría aprender con mayor profundidad cada uno de estos ejercicios, puedes verlos en los diferentes niveles de nuestra academia (ver aquí).
- Confrontación y resolución: Una vez que nuestros niveles de tolerancia al estímulo han mejorado bastante y podemos estar cómodamente frente a un estímulo gatillo con nuestro perro haciendo un juego de olfato (con lenguaje corporal relajado y desentendido) comenzamos a disminuir la distancia del estímulo gatillo y empezamos a buscar que nuestro perro mire directamente el estímulo. En estas primeras repeticiones buscamos que el perro sea consciente del estímulo y marcamos con un “muy bien” antes de que reaccione y premiamos mientras nos alejamos del estímulo. En el fondo, estamos premiando por un contacto directo sin reaccionar (ANTES de la reacción) en esta 1º parte, es super importante la anticipación al evento reactivo, entender el lenguaje corporal y manejar un muy buen timing y comunicación con tu perro. Luego de que a determinada distancia, el perro consistentemente ha recibido premios por mirar y no reaccionar, comenzamos a esperar su r
espuesta. El perro mira el estímulo gatillo, y al no escuchar el muy bien (marcador) nos mirará de vuelta como preguntándonos, ¿Bueno que paso? en ese segundo marcamos “muy bien” y lo premiamos por mirarnos y salimos de ahí. Estamos enseñándole que la conducta correcta 1º fue ignorar o no responder, luego que debe mirarnos y salir, le estamos dando una alternativa conductual mucho más adecuada que ladrar.
- Estabilidad y aproximación: Luego de ir premiando estas conductas mucho más adecuadas que la reactividad, iremos disminuyendo esta distancia hasta lograr que esté al alcance de otros perros, sin que haya una reacción y que nuestro perro siga conectado con nosotros. En esta etapa tenemos algunas estrategias como el uso de individuos facilitadores, puede ser cualquier elemento que sepamos cómo se va a comportar, un niño conocido, un skate lento, un perro bien portado y calmo, o sea lo que sea que genere reactividad en nuestro perro, la idea es que este tercero nos acompañe en estas sesiones. Si es que no tenemos la posibilidad de ser acompañado por un individuo facilitador ,podemos por ejemplo, buscar durante nuestros paseos perros que en base a su lenguaje corporal se vean tranquilos. Nos mantenemos a una distancia segura y podemos pasear con ellos al frente, en la misma dirección, a una distancia estable y que nuestro perro pueda soportar. Aquí seguimos su ritmo y vamos disminuyendo distancias en la medida que nuestro perro lo acepte. Estas estrategias, son aplicables a cualquier estímulo gatillo y se refieren a escoger intensidades menores, si el problema es un skate, buscamos niños que estén aprendiendo a andar (lentos y temerosos) o nos compramos uno y le pedimos a un amigo su ayuda.
- Interacciones e integración orgánica de la conducta. El éxito de esta etapa depende del tipo de reactividad (motivador y nivel) y de los perros que seleccionemos como facilitadores del proceso. El objetivo de esta etapa es ir generando interacciones afiliativas mínimas (son las que generan vínculo entre dos individuos, desde olfatear, un correcto saludo hasta el juego). Esto para que de a poco vayan creando patrones conductuales adecuados, con un solo individuo. Luego de que ya tiene una relación con un perro, vamos incluyendo otros individuos, podemos usar también el 1º individuo para facilitar estas sesiones. Progresivamente vamos a ir aumentando el número de relaciones hasta que tu perro generalice este aprendizaje y asuma que la mayoría de los perros son amistosos.
Aclaración importante
Todo este proceso puede tomar diferentes tiempos en cada etapa, esto depende de cada individuo, el tipo de problema, las habilidades de su tutor y las habilidades de los perros facilitadores. No siempre se van a alcanzar todos los objetivos, pero el objetivo principal es mejorar el bienestar del perro por medio de un buen paseo. El 1º objetivo o meta del tratamiento es lograr un paseo sin reacciones a una distancia media, aunque uno siempre quiera y busque lograr interacciones positivas con otros perros, el dejar de reaccionar a distancia ya significa un cambio tremendo en la vida de ese perro y ese tutor.